“Los
encuentros más importantes han sido planeados por las almas antes incluso de
que los cuerpos se hayan visto.” Paulo Coelho.
Pequeñas
constelaciones,
Han
pasado tantas cosas en tan poco tiempo…
La chica
que no deja de soñar se siente feliz, pero también duerme con un ápice de miedo
entre los rincones perdidos de su subconsciente porque no quiere que la burbuja
de felicidad en la que se encuentra balanceándose explote y todo desaparezca.
Dicen
que la vida siempre sorprende en el momento más inesperado y ¡es verdad!
Es entonces
cuando entiendes que nada sucede por casualidad. Que los encuentros más
importantes de la existencia ocurren porque hay
almas que habían planificado encontrarse, porque el universo había
conspirado para que se chocaran y todos los antiguos cimientos se destruyeran
junto a los miedos.
No
importan las veces que hayas implorado que llegase un amor de verdad mientras
observabas la estrellas, si no estaba destinado a llegar a ti en ese momento es
porque debías esperar. Y en el momento duele, cuando la soledad aprieta
consigue hasta hacerte sentir pequeña, pero cuando aprendes a convivir con
ella, cuando ya no piensas en lo que antes sentías que te faltaba, todo da un
vuelco y la vida te obsequia.
Siempre
en el momento en el que ya no pides nada.
La chica
que no deja de soñar entonces entendió que los ritmos del destino se dan con
tranquilidad, que todo está marcado en el telar de las Nornas nórdicas de las
que tanto le gusta hablar, que la impaciencia se cura enfocándose en el futuro
que se quiere conseguir y que es justo en el momento en el que se está a punto
de acabar un año importante, cuando la vida sorprende y presenta a esa persona
que se debía conocer.
Y al
saber sobre su vida entendió porque no había llegado primero, y todo cobra
sentido. Todas las lágrimas por las historias que salieron mal, por las veces
que la hicieron sentir menos, todas las noches de dudas, de rezos a Odin y Freyja,
de hablar con sus cuervos. Todo cobra el sentido que debe cobrar.
La chica
que no deja de soñar, perdida en Cassiopeia, sonríe porque la persona que ha aparecido
es quien siempre deseó que llegara. Alguien a quien le gustasen sus rarezas,
que la diera libertad, que no le cortase las alas y la aceptase tal cuál es,
con todas sus virtudes y con ese montón de defectos que a quién dice que la hacen
especial, que aceptase a la gente importante para ella y los arropara. Alguien
que la hiciera sentir especial, que fuese diferente a los demás.
La vida
siempre sorprende, unas veces para bien y otras veces para mal. Y cuando lo hace
para bien quizás no deberíamos sorprendernos tanto, porque quizás sí nos merecíamos
un poco de luz entre tanta oscuridad.
La chica
que no deja de soñar sonríe al escribir estas letras. Heilung suenan en los cascos y la
transportan a un viaje onírico de guerreros nórdicos donde los dioses siempre
se ponen a favor de quienes luchan hasta el final. Ella recuerda todo lo
sucedido los días anteriores y vuelve a sonreír. Demasiadas cosas buenas en
poco tiempo.
La chica
que no deja de soñar cruza los dedos e implora a sus cuervos porque todo siga así.
Si es a mejor, que crezca a mejor, pero que al menos permanezca igual.
A veces
debemos confiar un poco más en lo que nos está destinado y entender que todo
llega en el momento adecuado, no antes ni después, que debemos fluir, dejar
fluir, para que los ritmos se adecuen y lo que es para nosotros vibre. Solo en
la vibración adecuada podremos tropezar con el alma adecuada.
La chica
que no deja de soñar lanza un beso hacia las estrellas. Llegará a dónde tenga
que llegar.
Y siempre pisando fuerte.
ResponderEliminarY siempre pisando fuerte.
ResponderEliminarSiempre te lo he dicho, todo llega... todo lleva un proceso... al final siempre aparece quien quiere bailar contigo tu música favorita.
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