SÁBADO DE ESCAPARME CONTIGO

Pequeñas constelaciones,

Hoy es sábado y la chica que no deja de soñar ha decidido huir.

Necesita mucho escapar de la rutina, desconectar del mundo y bajarse un ratito de todo lo que estas semanas pasadas ha intentando marchitarla.

Su cabeza lo necesita para respirar aire fresco.

Demasiados insomnios acumulados, muchas madrugadas de suspiros que mueren en ninguna parte, del frío de la soledad sin querer soltarla, de mirar por la ventana la negrura de la noche y ponerse a contar las estrellas del cielo para que la entre sueño, de los maullidos de Freyja a sus pies preguntando: ¿qué te pasa, mami?

¡Ay, esas preguntas sin respuesta! Porque ella no sabe qué le sucede. Solo siente ansiedad, una ansiedad que la come por dentro, que la devora las fuerzas, que la desvela y la pone de mal humor.

Porque cuando no duerme, ni tres cafés bien cargados la quitan la amargura...

La chica que no deja de soñar necesita escapar de todo y huir para reencontrarse. Para volver a ubicarse en el punto de partida antes del Covid. Necesita resetear su alma al punto en el que se encontraba bien y se comía el mundo.

Hoy tiene que conseguir que sea un sábado de escaparse con él. Lo necesita de verdad.

Sábado de sentirse protegida, de caminar sin rumbo, de subirse al coche y que los kilómetros vayan quedando atrás.

Sábado de cantar viejas canciones que siempre la hacen feliz, de sonreír sin complejos, de no tener prisa por llegar a ningún lado. 

Sábado de mirar el mar, de oler el salitre y elevarse, de cenar en un aparcamiento mientras cae la noche entre anécdotas y sonrisas.

Sábado de dejar que el tiempo pase sin mirar el reloj, sin necesitar el movil cada dos minutos, de permitir que la vida fluya sin que nada más importe.

Sábado de escarparse y perderse en sus ojos, de encontrarse a sí misma en su reflejo, de valorarse mucho y carcajearse sin perder la luz.

Sábado de acurrucarse en sus brazos y que él la recuerde: «todo va a salir bien, pequeña».

La chica que no deja de soñar necesita huir. Su alma lo está pidiendo a gritos. Por eso ha escrito un mensaje:

«Necesito un sábado de escaparme del mundo contigo».

Ha pulsado la tecla de enviar. Ahora solo queda esperar la respuesta.

¿Llegará o no llegará?

La chica que no deja de soñar da un trago al segundo café del día. 

Necesita vivir como si fuera a morir mañana y dejar de sentirse en standby.

El sol brilla sin apenas nubes en el cielo. Dicen que puede que llueva. Pero también puede que los nubarrones que se están acercando desaparezcan. Todo depende del viento y su fuerza.

Ella mira al cielo y lanza un beso de polvo de estrellas. Como siempre llegará a dónde tenga que llegar.

La voz de Leiva implora:

«¡Hazlo! Como si ya no te jugaras nada,

como si fueras a morir mañana.

Aunque lo veas demasiado lejos ¡oh, oh!

¡Hazlo! Como si no supieras que se acaba,

como si fueras a morir mañana...»


Y la chica que no deja de soñar canta mientras espera una respuesta.




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