LUCHAR POR UN FUTURO

Pequeñas constelaciones,

La chica que no deja de soñar está muy nerviosa.

Tiene el primer café de la mañana entre las manos. No ha pegado ojo en toda la noche y lo necesita porque está rota del cansancio.

Dentro de unas horas colgarán las notas en Yedra. Lo importante es su nota media de Bachillerato.

Después de 13 años con dos asignaturas pendientes este año se propuso acabarlo.

Sabe que ha aprobado. Lo que la tiene nerviosa es que acepten su solicitud en el Grado Superior que quiere. Administración y Finanzas. Pero para eso aún tendrá que esperar muchas semanas.

Todo su futuro depende de ello. No es su sueño. Su sueño es otro. Pero para seguir cumpliendo su sueño necesita un futuro.

La chica que no deja de soñar decidió un día de verano dar un portazo a su antigua vida y luchar por una que fuera cien por cien suya. 

Quería sentirse útil, independiente, y ser su mejor versión. Por eso ahora está luchando por tener un futuro realmente digno para no tener que depender de nadie.

Quiere sentirse más orgullosa de si misma. Quiere que cuando llegue alguien a su vida también esté orgulloso de ella. Sin reproches. Sin miradas por encima del hombro.

Tener algo que ofrecer a quien se quiera quedar.

Están siendo días intensos para ella. Demasiado intensos. Está viviendo en una montaña rusa de emociones. Unas veces está arriba y otras abajo, para después volver a subir y bajar. 

Pero no pierde la esperanza de que todo salga bien esta vez. Se lo merece. Se merece que el viento sople a su favor después del caos y de las caídas.

Después de sentir que ha perdido mucho tiempo de su vida. Después de tres años a la deriva, sin nada definido, ella cree que es su tiempo de florecer. De pelear con todas sus fuerzas por su vida. Por su futuro y por su sueño.

Ha aprendido que nunca es tarde para luchar cuando se quiere algo de verdad.

Que nunca es tarde para dejarse la piel por algo en lo que se cree. 

Y la vida no es fácil. Lo sabe. Hace mucho tiempo que aprendió a perder. Y a veces la oscuridad ciega. Pero ella siempre acaba encontrando la luz en las estrellas. Y eso es lo único que la importa ahora. La luz. Las personas que la llenen de luz. Los sueños que la hagan sonreír. Aquello de la vida que mantenga su ilusión.

La chica que no deja de soñar se acaba el café de un trago. Friega la taza, la seca y la guarda.

Va a su cuarto y cierra la puerta. Prende las velas con el mechero y cierra los ojos. Suspira hondo. Medita unos minutos. Necesita calmarse y que fluya la energía que lleva dentro.

Saca las cartas del tarot de Luis Royo de su caja. Sostiene la baraja entre sus dos manos, con los ojos cerrados mientras calma sus respiraciones y se deja llevar hacia donde las preguntas tienen posibles respuestas. Hace una pregunta muy clara. La repite varias veces como si fuera un mantra.

Posa las cartas sobre su pañuelo de leopardo rojo. Corta la baraja en dos. Coloca un montón sobre el otro.

Saca tres cartas y las da la vuelta.

Sonríe. Pregunta contestada y resultado favorable.

Se queda un poco más tranquila. Pero solo un poco. Sabe que todo puede cambiar en cualquier momento. Las cosas siempre cambian y a veces no caminan como quisiéramos.

Ella que no creía en esas cosas. Y últimamente la están ayudando tanto a encontrar un poco de serenidad. Desde que está desarrollando más su lado espiritual es feliz. Demasiadas señales de la naturaleza para no hacer caso. Demasiadas palabras de la luna en las noches más oscuras.

Guarda las cartas. 

Se tumba sobre la cama y con las velas aún prendidas busca una canción de Eluveitie que siempre saca la guerrera que lleva dentro.

Ya está cansada de perder. Ahora quiere ganar. Se merece ganar. Y es justamente eso lo que visualiza.

Sabe que va a necesitar esa guerrera más que nunca para pelear por su futuro. Se avecinan meses complicados. Muy complicados. Muchos cambios. Pero en el fondo de su corazón sabe que nada es imposible. Solo la muerte trunca los planes. Todo lo demás se puede superar.

Y ella está dispuesta a luchar y dar lo mejor de si. Porque cuando pone empeño todo sale bien. Todo esfuerzo es recompensado.
Pulsa el play, cierra los ojos y siente como su corazón late más tranquilo. Siente las fuerzas elevándose.



Se imagina volando hacia un universo donde los sueños se hacen realidad, donde todo esfuerzo tiene una respuesta satisfactoria, donde el sudor y las lágrimas merecen la pena.

Se imagina luchando una batalla y ganando. Con la cara y las manos ensangrentadas pero saliendo victoriosa. Y es lo único que importa.

Canta y vuela. Y con una sonrisa brillante en su rostro lanza un beso de polvo de estrellas. ¿A dónde llegará?

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